Aires de esperanza y de recuperación son los que se respiran en la industria petrolera venezolana, producto de la labor del Ministro de Petróleo y Presidente de Pdvsa, Pedro Tellechea Ruíz, con un equipo poco discutido por su probidad y buena reputación, conformado por Heifred Segovia y Héctor Obregón, como caras muy visibles.
Luego de un período caracterizado por gestiones erráticas y marcado por el peso de tener que lidiar con la imposición de una serie de medidas coercitivas, que atentan incluso contra la propia existencia de la empresa insigne de Venezuela, la recuperación y puesta en marcha de los cuatro grandes complejos que componen el Sistema de Refinación Nacional, a saber la Refinería El Palito en el Estado Carabobo, el Centro de Refinación Paraguaná y el Complejo Refinador de Amuay, ambas ubicadas en el Estado Falcón, así como la Refinería Puerto La Cruz en el oriente venezolano, han permitido que PDVSA haya dado un salto de calidad tan significativo, que pareciera haber dejado atrás sus momentos más difíciles.
La recuperación y posterior consolidación de esas refinerías es lo que ha permitido afinar los procesos y elevar las cuotas de producción, hasta el punto de que el 100% de la gasolina que actualmente se consume en Venezuela es hecha en el país, tal y como declaró el Ministro recientemente a medios nacionales y extranjeros.
Y es que precisamente uno de los grandes retos de Pedro Tellechea cuando asumió las riendas de la industria petrolera venezolana era combatir y controlar las fallas en los procesos de refinación. Todos los especialistas que hemos consultado, coinciden en que en la medida en la que estas fallas pudiesen ser controladas, los procesos orgánicos de PDVSA empezarían a normalizarse de una manera tal, que esto repercutiría en el suministro de combustible para todo el país.
Habiendo hecho un recuento de los incidentes que se han presentado en los complejos refinadores en los últimos años, constatamos que uno de los méritos más trabajados de esta gestión, ha sido el de prevenir averías mayores que pudieran significar un retroceso en la producción. Visto así, el balance arroja que desde el año 2017 no sucedía que las cuatro grandes refinerías estuviesen operativas de manera simultánea e ininterrumpida. Tellechea y sus colaboradores más cercanos han seguido muy de cerca este asunto, pues se les ha visto muy activos en los centros refinadores sosteniendo reuniones, inspeccionando, haciendo recorridos, algunas veces acompañados de autoridades regionales.
A todas luces, las dos facetas del Pedro Tellechea gerente que propios y extraños destacan, son las de haberse rodeado de gente capaz y con trayectoria intachable, así como haber retomado el contacto directo con los trabajadores que día a día cargan sobre sus hombros el peso de la industria petrolera.
De su equipo sobresale Heifred Jhoselin Segovia Marrero como Vicepresidenta de Finanzas, una joven pero no inexperta especialista en contaduría y en procesos administrativos. Huelga decir que la transparencia y la inclusión de personas con manos limpias, es uno de los aspectos que esta Junta Directiva debía cuidar minuciosamente y en el caso de Segovia Marrero lo lograron, ya que se trata de una profesional formada en la Universidad de Oriente, con buen paso por la industria petroquímica y por Venalum, entre otras empresas de la región sureña de Guayana.
Tan destacada es la labor de Heifred Segovia, que nuestras fuentes de consulta en temas administrativos, le reconocen y valoran que bajo su gestión, fue que PDVSA pudo volver a reportar regalías, incluso con números sin precedentes, si tomamos en cuenta el último lustro.
La adición de Héctor Andrés Obregón Pérez a la primera línea de la Junta Directiva de PDVSA, también parece una decisión acertada, ya que un hombre experto en banca, finanzas y procesos digitales, sin duda tiene un perfil más moderno que sus antecesores, que quizás eran más del ámbito político y dirigencial.
La nueva cara de PDVSA se palpa en el ánimo de sus trabajadores que reconocen un cambio ostensible y una cercanía con la junta directiva, que según ellos, hace tiempo que no se veía. Pudimos conversar con varios técnicos y con miembros del personal administrativo y así como reconocen mejoras en sus condiciones laborales, dan fe de unos gerentes y supervisores más a la par de ellos y no tan encumbrados en posiciones lejanas de privilegio como en otros tiempos, no muy lejanos.
En lo que coinciden directivos, gerentes, así como personal técnico, administrativo y obreros, es en que ahora la tarea más difícil es la de consolidar y mantener todo lo que se ha mejorado, para así seguir incrementando las cifras de producción, que al fin y al cabo es la gran meta de toda la industria petrolera. Esto último es clave, ya que está todo un país expectante y necesitado de que los resultados sigan siendo positivos.
Elaine Bravo.